22/9/07

Ese niño, que no ha recibido la educación que cualquiera consideraría adecuada, teniendo en cuenta lo que está a punto de hacer, más propio de Albert Camus que de una persona normal, no puede esperar a que la naturaleza siga su curso, espontáneamente. Se raja las venas y el vientre, entre chillidos y espasmos de dolor, antes de que el cáncer le devore por completo. Esto ayuda a que los vecinos, en vez de tardar cuatro o cinco días en acudir, acudan en dos horas. Pero, como no existe beneficio sin coste, el niño es un cadáver de todos modos cuando el héroe del piso de al lado destroza la puerta con un hacha para salvarlo.

Debe ser desagradable encontrarse al matrimonio tan simpático que eran tus vecinos descuartizados en la cama de matrimonio de madrugada, y a su hijo mutilado en la bañera, todavía vibrando. Retorciéndose.
Me dijeron que me quedaban tres meses de vida. Y quise asegurarme. No puedes obsesionarte con eso para que, al final, sea falso y te estropee tus últimos momentos. Lo consulté con varios médicos. Tres meses y un par de semanas, más o menos. Y nunca sabes si podrás hacer todo lo que quieres hacer en las últimas dos semanas, no sabes si te encontrarás en condiciones o tal vez seas el último reducto de lo que antaño fue un ser humano. Es importante saber esto. Tienes que saberlo, o puedes cometer el error de dejarlo todo para el final. Pero te das cuenta, lo notas.

Igual que notas que todos te miran de reojo, cuando no te están mirando fijamente. Cuando te miran fijamente te miran como tratando de transmitirte confianza. Como tratando de infundirte valor. Como diciendo "eh, amigo, de verdad entiendo tu dolor y tienes todo mi apoyo". Y cuando te miran de reojo, bueno, es como si estuvieran esperando todo el rato que te caigas a pedazos en mitad de la habitación. O como si temieran que me disolviera ahí en medio. De repente estás, de repente no estás.

Sí, todo el mundo entiende mi puto dolor, todo el mundo me quiere, o me compadece, o comprende mi sufrimiento. Todos quieren ayudarme a salir adelante. Menuda basura. Yo no quiero salir adelante. No quiero ser un adulto maduro, que reconoce su cáncer y vive su vida normal, lo mejor posible, hasta que llega el último momento. Hasta que llega la hora en que todo termina.


Yo no, ni hablar. Cualquier cosa menos eso. Ya lo he preparado todo. Un enfermo de esclerosis múltiple llamado Carlos Goméz y una terminal con apariencia tranquila, y pasiva, de la cual dirías que aparenta ser un corderito caminando feliz hacia el matadero , van a ayudarme. Es muy importante para mí. Me hace mucha ilusión y a ellos también. No queremos irnos sin dejar un buen recuerdo. De hecho, hemos decidido dejar un montón de recuerdos. Seguro que te sorprendiste, llegado el momento, y te preguntaste quién pudo ser. Seguro.

Introducir montones de especímenes de un insecto flebótomo, el Phlebotomus noguchii, en un congreso de la ONU por el sistema de ventilación, no es precisamente algo fácil de conseguir. Pero sin duda merece la pena, teniendo en cuenta que cada uno de estos especímenes transmite la Bartonelosis, también conocida como verruga peruana, o enfermedad de Carrión que causa, entre otras cosas, anemia hemolítica y en su segunda fase, verrugas de color violeta, un motivo para alegrarse, teniendo en cuenta que las fiebres de la primera fase pueden llevar a la muerte.

La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es un mal neurológico con formas genéticas hereditarias y también contagiosas, producidas por una proteína llamada prión. Ni te imaginas lo que nos ha costado introducir dicho prión en la comida que van a servir a los asistentes a la reunión de la Comisión Trilateral en Omaha, Nebraska. Hemos necesitado cantidades ingentes de tejido cerebral y líquido medular para obtener los resultados deseados. No existe actualmente (2007) tratamiento que pueda curar, mejorar ni siquiera controlar la sintomatología en la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, no creas que la elegimos porque nos gustaba el nombre.

Hay aproximadamente 400 especies de Anopheles, de las cuales 30 a 40 transmiten cuatro especies diferentes de parásitos del género Plasmodium, causantes de la malaria. Nosotros hemos identificado, no sin cierta dificultad y considerable esfuerzo, a todas y cada una de ellas. Lo cual nos ha sido muy útil en la Reunión Anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Como ya teníamos práctica con lo del Phlebotomus noguchii en la ONU, esto ha sido pan comido. No hemos dejado que nadie se aburra en su sana y monótona vida. Creo que esto nos convierte en algo así como ese tipo de colegas que te confunden y contra tu voluntad acabas liado en montones de divertidos, interesantes, pero peligrosos follones a las 5:30h de la madrugada un Jueves laboral cualquiera. Sabes que tu vida es aburrida pero dudas si esas peleas callejeras pueden llevarte a algún lado, entre otras cosas.

Bueno, pues tal vez no. Pero añaden una nueva dimensión a tu vida, ya sabes.




Testimonio de Nick Filligan-Johnson, antiguo paciente de cáncer de hígado del Hospital neoyorquino Queens, y fallecido Vicepresidente de la Sociedad Americana de Cáncer. Fue el bioterrorista más famoso y buscado hasta que un anónimo filtró a la prensa su nombre, y el hecho de que Nick ya había muerto.

16/9/07

La bilis sólo era un pretexto, una excusa. La excretaba, por nariz y boca, la vomitaba de todas las formas posibles, la cagaba y la meaba. Se introducía los dedos en la garganta, las manos, los brazos. Trataba de entenderlo. Trataba de encontrarlo. El comienzo; tanto en el sentido espacial como en el temporal. Pero no podía porque en la vida, las cosas no son así. No iba a resultarle tan fácil, Dios no te regala comprensión y sabiduría. Ni Dios ni nadie estarían ahí para ayudarle a entender que, para que cualquier conocimiento sea deducido, tiene que obtenerse de un sentido basado en la experiencia. Hume tampoco estaba allí, y él lo sabía.

En el suelo, entre lo que podríamos llamar estertores de muerte, reía y lloraba, y se preguntaba dónde y por qué, y gritaba y pataleaba. Tan sólo alguien como yo puede permanecer indiferente ante eso. Tan sólo alguien como yo puede incluso disfrutarlo.

Soy un cáncer, no poseo esa capacidad de vivenciar la manera en que siente otra persona y de compartir sus sentimientos. De hecho, todo eso, me importa una mierda.

Y él reía, y lloraba. Gritaba que dónde y por qué.